Planeta GZ

El argumento de esta propuesta parte de un personaje recién llegado a Roma que vive una peripecia trascendental en la ciudad. Este individuo servirá al director como vehículo para plasmar el espíritu de la ciudad así como un relato de especial relación con la pintura y el paisaje.

Unos árboles, unos animales, luces, colores, espacios…Una navegación sensorial por las aldeas de San Sadurniño, donde ver es retener-percibir, donde el ojo no está contaminado y goza a través de la aventura de la percepción. Parafraseando a Stan Brakhage, “¿Cuántos colores hay en un campo de hierba para el bebé, que gatea ignorante del “verde”? ¿Cuántos arcoíris pude crear la luz para el ojo no educado? ¿Cuán consciente de las variaciones en las ondas de calor puede estar ese ojo?”

Parpadeo se presenta como un experimento fílmico que juega desafiando el umbral de consciencia visual humana. La absorción y el efecto del bombardeo de imágenes que sufrimos en la aceleración contemporánea, se descompone como una melodía llena de necesidades. Desde esta perspectiva, dos espacios opuestos, ciudad y naturaleza, dialogan interpelándose en una reflexión sobre el hábitat.

Joel decide marchar hacia un territorio desconocido, dejando a su paso como única pista unas bobinas de 16mm. Un mensaje encriptado donde se entrevé un viaje sobre el desapego y el comienzo de una nueva relación con la naturaleza.

Trato de imaginar qué habrá dentro del ojo del diablo. Tres cortinas caleidoscópicas atraviesan la pupila maligna y pienso, si dentro no habrá una cueva llena de tesoros y gemas preciosas, protegidas con furia por un dragón terrorífico. El demonio guarda dentro de sí las miradas más dulces y la visiones más bellas, como una herida abierta abismada en dos direcciones. El mundo se descompone triste, cuando todo es demasiado violento para ser visto. Ahora que lo pienso, yo soy ese demonio.

En La Guajira, un paraje que parece no haber comenzado ni haber cesado de existir, suspendido en un tiempo que no pasa, elástico y eternamente crepuscular, una Jovencita se extravía. La Jovencita deambula sin voz, solo con música, viento y arena. ¿Qué procura y a dónde se dirige? ¿Quizás escapa de algo que no tiene remedio? La Jovencita no envejece, se descompone.